Un buen amigo y a pesar de ello cliente residente
fuera de España, me encargó recientemente una anillo para sus bodas de
plata.
Tras unos cuantos correos contrastando el propósito
del regalo, los gustos y "life style" de la afortunada, y varias
disputas sobre lo que debía regalarle a su mujer, me hizo finalmente el encargo en una
especie de "cita a ciegas", dejando su diseño al completo a mi criterio, más por mi contumaz cabezonería que por el convencimiento en mi argumentación (no en
vano nos conocemos de cuando ambos andábamos con medias por la rodilla). La
cosa no era moco de pavo porque se trataba de un anillo de más de 50.000€.
Una vez terminado el trabajo y antes de serle enviado,
atormentado por la curiosidad y consumido por la ansiedad, me solicito unas
fotografías para ver el resultado del mismo.
En contra del más elemental de los principios joyeros de que
una joya por encima de su valor estético contiene un componente emocional y sentimental cuya posesión obnubila cualquier otra ponderación estética, y a la
vista del estado catatónico en que se encontraba mi cliente (con riesgo incluso para su
salud), y asumiendo que en la carencia de estas condiciones mi trabajo fuera rechazado, accedí a la súplica de mi amigo enviándole las ansiadas imágenes bajo el titulo de: Aperitivo.
Su respuesta no se hizo esperar ni 20 minutos a pesar de encontrarse en un huso horario de 8 horas de diferencia:
"Muy Estimado Señor:
Como orfebre, artesano y
joyero vuestras dotes artísticas no me caben duda,
son sublimes, avanzadas, de porte elegancia y talento. Respecto de la
fotografía mis epítetos son muy otros, si con las preciosas piedras conseguís
obras de arte, con la cámara conseguís destrozos de verdadero interés para la
ciencia, se agradece el intento, la voluntad, el arrojo, la valentía al
utilizar tan moderno y dificultoso artefacto.
El refranero español es sabio
y de su sabiduría me apresto a uno de sus dichos; “zapatero a tus zapatos”. Se
agradece el aperitivo fotográfico, en el mismo, se intuye, se atisba la
grandeza de vuestro trabajo, eso sí, queda de momento para la imaginación y
otra potencias del intelecto la concreción de los detalles de la obra. Bien
pudiera ser que vuestra intención fuera mantenerme en el suspense, en la
ansiedad, en el control de la curiosidad, si tal era vuestro propósito, os
felicito, lo habéis cumplidamente conseguido.
A la mujer que Dios destinó
como madre de mis hijos, le enseñé el aperitivo, la frugal colación, el canapé
fotográfico y os comento que no obstante lo dicho, ha quedado encantada, casi
arrobada, superadas con mucho sus más altas expectativas. Yo, más tosco, más
torpe, quedo a la espera de la visión real, del momento táctil, del acto
posesorio que como noche de bodas ansío con adolescente pasión.
Estimado maestro, que como tal
os tengo, ruego a la vida y a mi amor por la belleza oculta, por el misterio
casi sagrado, por la hipnosis cuasi lujuriosa que las piedras en mi provocan,
ruego decía, que el porvenir nos de la ocasión de futuros trabajos, eso en lo
que a mi toca, respecto de vos, me permito sugeriros curso acelerado de
fotografía, los hay a distancia, que distancia y grande es la que aún os aparta
de ese otro arte, eso sí, arte menor, arte novicio comparado que el arte mayor
de la Joyería.
Me despido de vos, ponedme a
los pies de vuestra señora, a la que tenemos en la más alta estima, yo
permanezco a la espera de la venida del verano, momento en el que como Romeo,
como el Quijote veré a la Julieta, a la Dulcinea por vos creada.
Siempre vuestro
M.W.
(Por discreción
debo omitir el nombre)
No puedo ocultar
que quede rendido y que mi amigo consiguió su preciado objetivo.
Espero que el día que él y su mujer tengan su esperado anillo, se sientan cuanto menos la mitad de afortunados de lo que yo me he sentido con su trato, con su humor y naturalmente con su compra.
Gracias Señor Marqués de W.
Sed buenos.
Espero que el día que él y su mujer tengan su esperado anillo, se sientan cuanto menos la mitad de afortunados de lo que yo me he sentido con su trato, con su humor y naturalmente con su compra.
Gracias Señor Marqués de W.
Sed buenos.
Vuelvo a la carga, si la compra de una joya tan bella ha sido una maravilla, y si encima nos lo pasamos genial, qué más se le puede pedir a la vida? Estimado maestro, en esta nuestra relación personal, profesional y espistolar, os otorgo en todo un diez, (omito calificar vuestras habilidades como fotógrafo, vivo intensamente la caridad cuaresmal). Un abrazo
ResponderEliminarGracias Sr. Marqués. Aprovecho para desearle junto a su estimada esposa y bella familia unas felices Pascuas.
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