domingo, 12 de junio de 2011

¿Glamour de Marbella en Tenerife?

(Boda de Elizabet Dutu y Francisco Ortiz)
Hay cosas de las bodas de hoy en día que no puedo comprender.
¿Alguien me puede explicar que hace un marbellí y una montisonense (Monzon,Huesca) haciendo viajar a todos sus invitados hasta Tenerife?
A estas bodas que me invitan donde todos los invitados (los de las dos familias) tienen que desplazarse cientos de kilometros, por la ilusión de los "niños", yo siempre interpreto que al no ser de los íntimos mi presencia sobra, y una diplomática excusa junto al regalito de rigor será -incluso- agradecido. Conste que no ha sido el caso en la boda de los Ortiz-Dutu al no haber sido invitado. No habia motivo para ello.
Pero incluso, cuando soy de los íntimos (y en estas circustancias), siempre procuro excusar mi asistencia. Me parece de quinta que me "inviten" a que me tome tome tres días de vacaciones para ir a la "bodita de los nenes".
Lo siento amigos si habíais pensado invitarme a la boda de los nenes, pero es una cuestión de principios.
Me "parto" pero otro día os cuento lo de las bodas en la "finca de papá", es también de quinta y tronchante.
Elizabet Dutu y Francisco Ortiz
Bien pues vamos a lo nuestro. Muchas novias opinan que en el caso de un gran escote, lo "ideal" es complementarlo con unos largos pendientes… ¡Y qué pendientes llevaba la novia!
Yo insisto en que, en general pero muy especialmente en el caso de una novia, encuentro ordinaria semejante desnudez pectoral.
Debo andar muy fura de clavo a judgar por la tenacidad y numero de mis opositoras...

La Madrina

Novio y madrina
Gunilla es una de esas mujeres que nunca deja indiferente; Se la ama o se la detesta. Esta es una característica inherente a las mujeres singulares, y creo que si la conociera más, sería de sus más fervientes admiradores.
Lo que no cabe duda es que Gunilla siempre es el centro de atención de todas las fiestas y en esta ocasión, a mi personal parecer y por lo visto en el cuche, ha vuelto a serlo. Por encima incluso de la novia.
Gunilla con su estilo extravagante, en esta ocasión “hollywoodiense”,  ha destacado de forma especial como madrina, (no os perdais las imagenes como anfitriona y abriendo el baile). Sus joyas han sido precisas, (no sé si preciosas porque a la fecha no se han podido apreciar en detalle), pero en correcta armonía con su imagen, y le han dado el toque de brillo y de encanto, sin las cuales esta  imagen tan arriesgada, hubiera resultado cómica: ¡De Barbie de catálogo!

"Gunilla" (palabra que la foto no la he retocado)
A pesar de los pesares de verdad que Gunilla estaba esplendida (como mujer). Como lo es. Pero...  ¿Esta justificado tanto esplendor hasta el punto de eclipsar a la novia?. Es una opinión personal claro, que nadie se me moleste. En cualquier caso este fenomeno astrológico (el eclipse) ¿Habría sido causado por la novia, la madrina, o por ambas?, ¿Podría ser síntoma de algo más?, o simplemente ¿debemos entender que Gunilla es la última “Divina” de esa aristocrática saga de los Bismarck?

 Los Invitados

Tamara Falco

¡Arrogantes escotes hundidos
 soñando con deslumbrar
cuando carecéis de luz!
Por vuestra osada soberbia
todo resulta caído.
Ay de mi bella Tamara,
si tus joyas más preciadas
las adornaras mejor,
la luz de tu lozanía 
cegaría más que el sol.

Perdonar, Tamara me embelesa.

Preciosa Pulsera de brillantes de “Suarez” que lucía Tamara Falco.

El siguiente es otro ejemplo más de mi tozudez:

Mira que es simpática la rubia señora, pero al reparar en este escote pienso ¿estos invitados vendrian de la palya?.  ¡No hombre no seas corto!, de la playa no se viene con esmoquín.
Esta simpatica pareja, con pinta de guiris, no leen aun mi blog y claro no se han enterado que "sin joyas no hay glamour".

Encontré incluso guapo al simpático doctor Cabeza. Sin duda radiante y orgulloso del brazo de su hija, que aunque lucía un impresionante collar de brillantes, su elección  no podía haber sido más desatinada (la del collar).


Isabel tiene un cuello kilométrico.  Ese collar ceñido a la base del cuello, ese elegante recogido y ese escote al borde del sonrojo, no hacía más que evidenciar los límites desproporcionados de un cuello estratosférico.
Las joyas tienen que servir, como es resto de nuestro atuendo para favorecer y a veces para ocultar o incluso para mejorar características personales. Vestido y joya, joya y vestido siempre deben considerarse en conjunto.

A la izquierda Cristina, Condesa de Perlac.
Cristina es amiga mía, pero si hubiera tenido que comentar algo mejorable sobre sus joyas lo habría  hecho. También lo haré si me parece acertado. En esta ocasión su collar de largo “Opera” (¿con colgante?) tan bien encajado en su adornado vestido, pocas se hubieran atrevido a llevarlo por lo que se ve últimamente en el cuche. Me gustaría apreciarlo más en detalle Cristina. Saluda por favor a mi admirado Francesco.

De los demas ya sabeis: Sin joyas no hay glamour.

Sed buenos!

1 comentario:

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